9 de octubre de 2005

¿Qué?

Sueños que despertaron al llegar la mañana me encontraron durmiendo sin compañía en la cama. Una silueta de humo de cigarrillo irrita mis ojos con fuerza haciéndome llorar tan intensamente que se mezclan la picazón y la angustia. Sin comapañía me senté y miré: una figura gélida me saluda de lejos. Yo me acerco más y más, pero sigue lejos. Siempre lejos. En mi camino hacia aquella lejanía tropecé una y otra vez contra cada espina. Filo que hirió profundo. Desgarro hasta mi médula, sin mis piernas obedientes, me arrastro como un gusano, tratando de alcanzar esa enigmática figura que saluda. Más y más me acerco, sigue lejos. Tierra contra mi pecho raspado por más tierra que dejé atrás. Dejo una estela de sangre a lo largo del camino recorrido. Mi dolor se hace insoportable. Pero continúo, es lo único que puedo hacer. Es lo único que quiero hacer. Se levanta un viento fuerte que hace borrosos los bordes de aquella figura que saluda, el viento empeora mis ojos, me ciega una vez más. Ya no está mi fuerza, mi cuerpo entero quedó atrás en el camino. Mi cuerpo lijado poco a poco, poro a poro, ha quedado en nada, sólo mi mente que se desvanece, mis pensamientos que perduran ...en este mundo hecho de mí no puedo yo estar ausente, no puedo llegar lejos. Y aquella figura está lejos, y continuará por siempre saludando amigablemente desde los confines de mi mundo. Saludará siempre con una irónica sonrisa perversa que atormentará mi débil cadaver desde mi lejanía para siempre.
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1 comentario:

Anónimo dijo...
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