10 de agosto de 2009

autoestima

Escondida entre la piel de otra gente miro lo que se alcanza a ver. Un espejo que me devuelve mi propia mirada. Me ve, ve mi desprecio con desprecio y mi deseperación con urgencia. Ese reflejo que me definió, que me dijo todo lo que pensaba, me habló con una claridad espeluznante. Me dijo que la ternura se estaba convirtiendo en una mentira y la pasión ya no era ni si quiera una sombra. Entre la piel de otra gente, entrelazada con extraños de otro planeta, con seres errantes más lejanos que alejados, asustándome con su presencia en mi mente desauciada de todo lo demás, me encontré perdida para siempre. En esos ojos vacíos que me veían a través de los demás y más allá de mí misma vi que me estaba queriendo cada vez menos.
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