21 de octubre de 2010

en voz alta

Así empezó mi tarde: llena de principios.
Todos esos espacios en blanco tan vacíos de mí. Debía llenar esos espacios, hacerlos que suenen. Que suenen sin la vergüenza de mi voz ausente. Tímida.
Me lavé la cara y empecé de nuevo, con intenciones renovadas, con ingenuidad. Hice un esfuerzo por volver útiles algunas cosas que me dijeron sobre la inmadurez (la mia).
...me pregunté por qué dos sonidos son iguales. por qué son distintos. por qué cada uno de ellos es cada uno de ellos. por qué yo soy yo y no soy el reflejo. Tan iguales que no me servían, como no me sirve mi reflejo.
Empecé de nuevo. Me zumbaban los oidos, pero de verdad, a veces me pasa. Si suena adentro mio, que suene no más, lo voy a escribir, para eso estoy, para escribir lo que escucho, lo que quiero escuchar, lo que quiero que sea escuchado. Ése es mi trabajo. Le di horas a un zumbido. Horas que pasé frente al espejo pensando en todas esas formas que yo no tengo. Quería que lata, pero no latía. Quería que suene, pero no sonaba. Y perdió el pulso. El zumbido fuera de control, ahora fuerte y resonante, sólo podía continuar en su consistencia inclaudicable, cambiando el color de lo continuo. A esta hora, para mí los matices no significan nada.
El lápiz tiene esa gentileza de que puede borrarse. Así que borré en ese mismo momento que le daba fin a muchas horas de mi vida.
Voy a cuestionar la tarea, hay algo en mí que no está funcionando, claramente. Pienso en otros como yo. Y pensé seriamente en robarles, pero me di cuenta: los otros no son como yo, los otros sí escriben. Robarle a alguien como yo es no robar nada.
Recordé a todos los que admiré sin amor y empecé de nuevo. Los finales se aproximan, y vienen detrás de un montón de nada a preguntarme si alguna vez me atreveré a tomar el lápiz. No le dije a nadie.
Empezar sin terminar es lo que más me pasa, estando acá sin saber cuánto tiempo ha pasado. En el principio voy a aventurarme a descubrir un final en esta hoja en blanco con la punta de mi lápiz que ya no escribe lo que no escribió.


...

4 comentarios:

Iñaki dijo...

Esto es lindo: Hay un juego interesante entre la simple anecdota y algo personal mas profundo, unas idas y venidas bien logradas.Las palabras bien elegidas, en general siempre escribis bien. Hay algo si que en principio me resultó chocante: por momentos obligas al lector a seguir lineas de razonamiento muy cerebrales y tuyas, o sea, a mi me jode porque soy muy pajero, pero en una segunda leida no molesta y se entiende y disfruta mejor.

Maconda dijo...

Si viviésemos en un mundo en el cual los patovicas hablaran, quizá los árboles tendrían la copa en su base, o las bolsas de basura serían flores violetas.

Saludos Lih!

Maconda

Maconda dijo...

Yo sí te voy a robar, y te robaré bastante. Mucho. Este post da para mucho...

Lih dijo...

Tal vez algunas cosas están un poco crudas, hablando de lo cerebral mio.
Por otro lado, en este punto, que me roben, es un honor.
Gracias.